¿Qué es?
El catarro común puede estar causado por una amplia variedad de virus capaces de infectar el tracto respiratorio
superior. Todos nosotros estamos constantemente expuestos a muchos de estos virus,
si bien la mayoría sólo experimentamos el malestar de un catarro una o dos veces
al año. Esto implica que, a la hora de acatarrarse, la causa principal es la disminución
de las defensas.
En general, el individuo con catarro experimentará malestar general, fiebre, dolor de cabeza y congestión
del tracto respiratorio superior. Al principio se produce secreción nasal acuosa
y estornudos, seguido de secreciones más espesas que contienen mocos, leucocitos
y organismos muertos; a veces, también irritación, sequedad y dolor de garganta.
Normalmente, un catarro puede diferenciarse a primera vista de otros estados
con síntomas similares (gripe y alergias, por ejemplo). La gripe tiene síntomas
mucho más graves y por lo general se produce en forma de epidemia, por lo que todo
lo que se necesita para eliminarla es ponerse en contacto con el organismo de salud
pública local. Las alergias pueden ser un factor subyacente que disminuye las defensas
y permite que un virus infecte las vías respiratorias superiores, pero por lo
regular las alergias se diferencian del catarro común por el hecho de que en las
alergias no se produce fiebre, suele haber una historia de episodios alérgicos estacionales
y no hay evidencias de infección.
Prevención
Mantener un sistema inmunológico
sano es la mejor manera de protegerse de un número excesivo de catarros. Si un individuo
agarra más de uno o dos catarros al año puede ser indicativo de un sistema inmunológico
débil. La nutrición es el principal factor determinante para tener un sistema inmunológico
sano. Otro factor importante que reduce las defensas y permite la infección vírica
es el estrés, tanto físico, como emocional o mental. Durante la respuesta del estrés,
las glándulas suprarrenales liberan compuestos que hacen que el timo se contraiga
y reduzca su actividad. Se ha demostrado que numerosos factores nutricionales previenen
este efecto del estrés en el timo, nuestra principal glándula de inmunidad. En concreto,
las vitaminas A y C, el betacaroteno, el cinc y otros antioxidantes previenen
el estrés y el deterioro causado por los radicales libres en el timo, y mejoran
las funciones inmunológicas. Los individuos que están sometidos a un gran estrés,
tienen sistemas inmunológicos débiles o están expuestos a niveles elevados de contaminantes
(es decir, casi todos nosotros) deben añadir a sus dietas suplementos de estos
importantes nutrientes.
Existen otros factores que deben tenerse en cuenta además
de la deficiencia de nutrientes y el estrés. El consumo del alcohol y el tabaco,
ha automedicación con fármacos (tanto recetados como sin recetar), los niveles altos
de glucosa, triglicéridos y colesterol en la sangre, el consumo excesivo de azúcar,
los factores medioambientales (exposición a productos químicos) y las alergias
pueden debilitar significativamente nuestro sistema inmune.
¿Qué hacer cuando se ha agarrado
un catarro?
Cuando se desarrolla un catarro hay
varias cosas que se pueden hacer para acelerar la recuperación. Se debe tener en
cuenta, sin embargo, que, en un sistema inmune sano, un catarro no debería durar
más de dos o tres días. Incluso utilizando una amplia variedad de métodos curativos
naturales, cuando un catarro está en curso es muy difícil que desaparezca por
completo en menos de dos días. Cuando se emplean sustancias naturales no debe
esperarse un alivio inmediato en la mayoría de los casos. De hecho, debido a que
la mayoría de las terapias naturales para los catarros implican una ayuda al organismo,
en lugar de suprimir los síntomas, a menudo éstos empeoran provisionalmente.
Muchos
de los síntomas catarrales son el resultado de los mecanismos de defensa de nuestro
organismo. Por ejemplo, el interferon (potente compuesto inmunoestimulante que
liberan las células sanguíneas y otros tejidos durante las infecciones) es el
responsable de muchos síntomas similares a los de la gripe. Otro ejemplo es el efecto beneficioso
de la fiebre en el curso de la infección; mientras que una temperatura corporal
elevada puede ser molesta, se cree que ha supresión de la fiebre actúa en oposición
al mecanismo de defensa principal y prolonga ha infección. En general, la fiebre
no debería suprimirse durante una infección, a menos que sea peligrosamente alta
(por encima de 40 grados).Por estas y otras razones, no es poco infrecuente que los
individuos que se automedican con medicinas naturales experimenten un malestar mayor,
debido a que estos compuestos tienen efectos que mejoran la inmunización. Por supuesto,
la enfermedad se padece durante menos tiempo.
- Sueño y reposo. Nuestro sistema inmune funciona mejor bajo el tono del sistema nervioso parasimpático. Esta parte de nuestro sistema nervioso autónomo asume el control de las funciones corporales durante los períodos de descanso, relajación, visualización, meditación y sueño. En las etapas más profundas del sueño, se liberan potentes compuestos que mejoran el sistema inmune y se potencian muchas funciones inmunes. El valor del sueño y del descanso durante un catarro no debe exagerarse.
- Líquidos. La ingestión de líquidos proporciona varias ventajas. Cuando las membranas mucosas que recubren el tracto respiratorio se deshidratan, se genera un ambiente mucho más hospitalario para el virus. Beber mucho líquido, o la utilización de un vaporizador, hace que el tracto respiratorio mantenga una humedad que rechaza ha infección vírica. Beber gran cantidad de líquido también mejora la función de los leucocitos, al reducir la concentración de solutos en la sangre. Debe advertirse que el tipo de líquido consumido es muy importante. En diversos estudios se ha demostrado que consumir recursos concentrados de azúcar (como glucosa, fructosa, sacarosa, mielo zumo de naranja) reduce en gran medida la capacidad de los leucocitos para matar bacterias. Antes de consumirlos, los zumos de fruta deben estar bien diluidos. Beber zumo de naranja concentrado durante un catarro probablemente haga más mal que bien.
- Azúcar. Como se ha mencionado antes, el consumo de azúcar, aunque provenga de recursos "naturales" como los zumos de fruta y la miel, puede perjudicar las funciones inmunológicas. Este deterioro parece ser debido al hecho de que la glucosa (azúcar en la sangre) y la vitamina C compiten por los lugares de transporte dentro de los leucocitos. Los niveles reducidos de vitamina C debidos a un consumo excesivo de azúcar pueden dar como resultado una disminución importante de la función leucocitaria.
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