Nosotros

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jueves, 5 de febrero de 2015

Posición Wu Chi (Posición de la Nada Absoluta)


La posición de Wu Chi es una de las primeras posiciones básicas a dominar antes de la realización de cualquier ejercicio de Chi Kung o Taichi, entre otros. Se basa en mantener el cuerpo alineado, mantener la mente serena y dejar que la energía entre desde la tierra en nuestro cuerpo a través de los pies hasta nuestro Tan Tien Inferior.

Para comenzar nos colocaremos de pie, separando las piernas la anchura de nuestros hombros, rodillas ligeramente flexionadas y haciendo una ligera torsión de las mismas hacía el exterior, prácticamente insignificante, no dejando que caigan hacía el interior.

El peso a de estar equilibrado en los dos pies, sintiendo como se distribuye de forma homogénea entre las dos plantas de los pies, éstas han de estar correctamente apoyadas, buscando que los nueve puntos de apoyo de cada planta estén en contacto con el suelo (los cinco dedos, dos almohadillas, talón y lateral externo del pie). El peso ha recaer en un 60% hacía los dedos de los pies y el 40% restante hacía el talón, presionando de esa forma el punto Riñón 1 (Manantial Bullente).

Desde las plantas de los pies visualizaremos como unas raíces salen de los mismos hacía el interior de la tierra, penetrando unos 3 metros por debajo nuestro, a través de las cuales penetrará la energía hacía nuestro interior, y a través de las cuales podremos sacar aquellas energías nocivas para nuestro organismo. La energía subirá hacía el Tan Tien Inferior describiendo una espiral.

La cadera deberá estar basculada hacía arriba para alinear la columna vertebral y permitir que el peso del cuerpo caiga de la columna a las caderas y está a las piernas hasta las plantas de los pies. La punta de la cabeza hacía arriba, como si nos sujetasen por una cuerda, como una marioneta, desde el techo, quedando el cuerpo suspendido desde ese punto, manteniendo de esta forma la columna vertebral alineada desde la cabeza al coxis.

El abdomen relajado, dejando que las caderas se relajen y todo nuestro cuerpo se acomode.

Los hombros caen relajados, rotando ligeramente hacía delante, liberando la tensión en la zona dorsal y pectoral, al hundir ligeramente el pecho, acción que hará que nuestro esternón se hunda ligeramente presionando el Timo, ayudando de esa forma a estimular nuestro sistema inmunológico.

Los brazos se separan ligeramente del cuerpo, liberando la presión sobre el pecho, favoreciendo la relajación del cuerpo y la respiración, como si sujetásemos con suavidad unos huevos en las axilas.

Los dedos de las manos caen hacía el suelo, permaneciendo estirados pero sin tensión, separados entre sí, como si entre ellos hubiese unos canicas.

La mirada tranquila y relajada, mirando hacía el horizonte, para de esa forma mantener la alineación de la zona cervical. En un principio se puede realizar el ejercicio con los ojos cerrados o entre abiertos, para favorecer la atención hacía nuestro cuerpo.

Iremos avanzando en la práctica a medida que superemos la sensación de fatiga inicial, y poco a poco la posición nos permita estar más cómodos y estables. Para llegar a ese punto podremos sonreir y visualizar aquellas partes que notemos molestas, favoreciendo de esa forma que la energía fluya hacía esas zonas liberándolas, relajándolas, nutriéndolas, y eliminando los bloqueos energéticos que allí se puedan dar. Poco a poco iremos sintiendo una sensación de calor por el cuerpo y bienestar, generado por la energía que irá entrando en nuestro cuerpo e irá recorriéndolo en su totalidad.

Esta postura en un primer momento de práctica puede parecer incómoda y antinatural, pero eso es debido a que debemos corregir malos vicios posturales adquiridos durante los años, y por ello el cuerpo se sentirá "incómodo" en un primer momento, hasta que poco a poco consigamos reeducar nuestra estructura corporal, en la cual ya nos sentiremos energetizados y relajados.

El trabajo ha de ser gradual, poco a poco, cada día, de forma incremental, hasta llegar a la correcta realización de la posición.







Dieta y Nutrición


La comida y la bebida son necesarias para nutrir la vida. Pero si se ignora que las naturalezas de las diversas sustancias pueden ser opuestas entre sí, y se las consume juntas indiscriminadamente, los órganos vitales pierden su armonía y no tardan en presentarse desastrosas consecuencias. Por consiguiente, quienes deseen nutrir sus vidas deben evitar cuidadosamente inflingirse este perjuicio.
[Chia Ming, El conocimiento esencial para comer y beber, 1368]



Una de las grandes  ventajas de aprender de Tao consiste en que sus principios básicos son aplicables a todo, desde lo macroscópico hasta lo microscópico. En el caso de la nutrición, el principio fundamental taoista de mantener el equilibrio entre el Yin y el Yang se aplica armonizando las Cuatro Energías y los Cinco Sabores de los alimentos.

Las Cuatro Energías de los alimentos son calor, tibieza, frescor y frío. Estas categorías definen la naturaleza e intensidad de la energía que se libera en el organismo humano al ser digerida la comida. Los alimentos calientes o tibios corresponden a Yang; los frescos o fríos corresponden a Yin. Los primeros son estimulantes y generan calor, mientras que los segundos son calmantes y refrescan los órganos.

Los Cinco Sabores constituyen una distinción más sutil, basada en las Cinco Actividades Elementales: dulce (tierra), amargo (fuego), agrio (madera), picante (metal) y salado (agua). Cada uno de los Cinco Sabores posee una "afinidad natural" por uno de los cinco órganos "sólidos" Yin y su correspondiente órgano Yang: el sabor dulce influye en Pancreas/Estómago; el amargo se mueve hacía el Corazón/Intestino Delgado; el agrio tiene afinidad con Hígado/Vesícula Biliar; el picante afecta a los Pulmones/Intestino Grueso, y el salado se asocia con Rinñones/Vejiga.

Los efectos terapéuticos de las Cuatro Energías y los Cinco Sabores son los siguientes:


  • Los alimentos Yin frescos y fríos calman los órganos vitales y están recomendados para los menús estivales, así como para combatir las enfermedades Yang "calientes" tales como la fiebre y la hipertensión. Entre los alimentos Yin figuran la soja, los brotes de bambú, la sandía, los nabos, la col, las peras, la cidra y los limones.
  • Los alimentos Yang tibios y calientes estimulan los órganos vitales, generan calor corporal y están recomendados para consumo invernal, así como para mitigar las enfermedades Yin "frías" como la anemia, los escalofríos y la fatiga. Entre los alimentos Yang se cuentan el buey, el cordero, el pollo, el alcohol, los mangos y los chiles.
  • Los alimentos "tierra" de sabor dulce dispersan la energía estancada, favorecen la circulación, alimentan la energía vital y armonizan el estómago. El maíz, los guisantes, los dátiles, el ginseng y el regaliz son ejemplos de esta clase de alimentos.
  • Los alimentos "fuego" de sabor amargo, como el ruibarbo y el limón amargo, tienden a secar el organismo, contrarrestan el exceso de humedad y depuran los intestinos.
  • Los alimentos "madera" de sabor agrio, como las aceitunas y las grasas, son astringentes, tienden a solidificar el contenido del canal digestivo, combaten la diarrea y constituyen un buen remedio para el prolapso de colon.
  • Los alimentos "agua" de sabor salado, como las algas, ablandan y humedecen los tejidos y facilitan los movimientos intestinales.
  • Los alimentos "metal" de sabor picante, como el jengibre, el ajo y los chiles, neutralizan y dispersan las toxinas acumuladas en el cuerpo.

Los taoistas equilibran sus dietas buscando combinaciones de energías y sabores que resulten favorables y evitando escrupulosamente las combinaciones inarmónicas. Además, también evitan el consumo excesivo de cualquier tipo de energía alimenticia con exclusión de las demás. Por ejemplo, el consumo frecuente y excesivo de comidas Yang grasas y "calientes" pueden dar lugar a fiebre, ardores, congestión, opresión en el pecho y otros desagradables efectos del "exceso de energía calurosa". Y, como este exceso de "calor maligno" trata de escapar del cuerpo, pueden aparecer forúnculos y abscesos. Demasiada comida picante puede provocar perturbaciones gastrointestinales, perjudicar el estómago y producir hemorroides. Aún los alimentos más frescos pueden resultar inútiles desde el punto de vista de la nutrición cuando se consumen en combinaciones que perjudican la digestión, causan putrefacción y fermentación, dificultan la asimilación y provocan conflictos en la energía interna.


Trofología: La Ciencia de Combinar Los Alimentos

En comparación con el concepto taoísta de equilibrio, la idea occidental de una "dieta equilibrada" resulta simplista y superficial. Los médicos occidentales recomiendan a todo el mundo que "tome un poco de todo en cada comida", mezclando elementos tan dispares como la carne, leche, féculas, grasas y azúcar. Un consumo de comida tan indiscriminado no es muy distinto a llenar el depósito de un automóvil con una combinación de gasolina, gasoil, alcohol y azúcar. Una mezcla así no podrá arder eficazmente, proporcionará poca potencia y no tardará en atascar el motor a tal punto que le será imposible seguir funcionando. En nuestro idioma, el Yin/Yang de la dieta se conoce como "trofología".

A continuación mostramos un tabla de clasificación de los alimentos y otra de la forma correcta de combinarlos según esta ciencia.





Indicaciones Generales en la Alimentación:


  • No tome más de una comida diaria a base de proteínas animales concentradas.
  • Tome al menos una comida diaria a base de alimentos crudos, y procure que al menos el 50 % de su alimentación diaria consista en alimentos crudos.
  • Observe las normas básicas de combinación de alimentos en todas sus comidas.
  • Evite comer entre otras.
  • Evite la leche pasteurizada y sus derivados, así como los huevos cocidos. Pero si come estos productos, cómalos sin nada más.
  • No empiece a comer nada más levantarse de la cama por la mañana; espere al menos una hora, y utilice esta hora para hacer ejercicio. Por la noche, no cene justo antes de acostarse; la última comida debe ser de 2 a 3 horas antes de irse a la cama.


Biografía: El Tao de la Salud, el Sexo y la Larga Vida. Daniel Reid. Editorial Urano