La posición de Wu Chi es una de las primeras posiciones básicas a dominar antes de la realización de cualquier ejercicio de Chi Kung o Taichi, entre otros. Se basa en mantener el cuerpo alineado, mantener la mente serena y dejar que la energía entre desde la tierra en nuestro cuerpo a través de los pies hasta nuestro Tan Tien Inferior.
Para comenzar nos colocaremos de pie, separando las piernas la anchura de nuestros hombros, rodillas ligeramente flexionadas y haciendo una ligera torsión de las mismas hacía el exterior, prácticamente insignificante, no dejando que caigan hacía el interior.
El peso a de estar equilibrado en los dos pies, sintiendo como se distribuye de forma homogénea entre las dos plantas de los pies, éstas han de estar correctamente apoyadas, buscando que los nueve puntos de apoyo de cada planta estén en contacto con el suelo (los cinco dedos, dos almohadillas, talón y lateral externo del pie). El peso ha recaer en un 60% hacía los dedos de los pies y el 40% restante hacía el talón, presionando de esa forma el punto Riñón 1 (Manantial Bullente).
Desde las plantas de los pies visualizaremos como unas raíces salen de los mismos hacía el interior de la tierra, penetrando unos 3 metros por debajo nuestro, a través de las cuales penetrará la energía hacía nuestro interior, y a través de las cuales podremos sacar aquellas energías nocivas para nuestro organismo. La energía subirá hacía el Tan Tien Inferior describiendo una espiral.
La cadera deberá estar basculada hacía arriba para alinear la columna vertebral y permitir que el peso del cuerpo caiga de la columna a las caderas y está a las piernas hasta las plantas de los pies. La punta de la cabeza hacía arriba, como si nos sujetasen por una cuerda, como una marioneta, desde el techo, quedando el cuerpo suspendido desde ese punto, manteniendo de esta forma la columna vertebral alineada desde la cabeza al coxis.
El abdomen relajado, dejando que las caderas se relajen y todo nuestro cuerpo se acomode.
Los hombros caen relajados, rotando ligeramente hacía delante, liberando la tensión en la zona dorsal y pectoral, al hundir ligeramente el pecho, acción que hará que nuestro esternón se hunda ligeramente presionando el Timo, ayudando de esa forma a estimular nuestro sistema inmunológico.
Los brazos se separan ligeramente del cuerpo, liberando la presión sobre el pecho, favoreciendo la relajación del cuerpo y la respiración, como si sujetásemos con suavidad unos huevos en las axilas.
Los dedos de las manos caen hacía el suelo, permaneciendo estirados pero sin tensión, separados entre sí, como si entre ellos hubiese unos canicas.
La mirada tranquila y relajada, mirando hacía el horizonte, para de esa forma mantener la alineación de la zona cervical. En un principio se puede realizar el ejercicio con los ojos cerrados o entre abiertos, para favorecer la atención hacía nuestro cuerpo.
Iremos avanzando en la práctica a medida que superemos la sensación de fatiga inicial, y poco a poco la posición nos permita estar más cómodos y estables. Para llegar a ese punto podremos sonreir y visualizar aquellas partes que notemos molestas, favoreciendo de esa forma que la energía fluya hacía esas zonas liberándolas, relajándolas, nutriéndolas, y eliminando los bloqueos energéticos que allí se puedan dar. Poco a poco iremos sintiendo una sensación de calor por el cuerpo y bienestar, generado por la energía que irá entrando en nuestro cuerpo e irá recorriéndolo en su totalidad.
Esta postura en un primer momento de práctica puede parecer incómoda y antinatural, pero eso es debido a que debemos corregir malos vicios posturales adquiridos durante los años, y por ello el cuerpo se sentirá "incómodo" en un primer momento, hasta que poco a poco consigamos reeducar nuestra estructura corporal, en la cual ya nos sentiremos energetizados y relajados.
El trabajo ha de ser gradual, poco a poco, cada día, de forma incremental, hasta llegar a la correcta realización de la posición.
No hay comentarios:
Publicar un comentario